caminaba yo hacia el extremo de un espigón en una playa cerca de Valencia.
Al inicio de este abrigo del puerto el suelo era de un cemento tosco, arrugado y antiestético pero llano y transitable sin mirar hacia abajo, suficiente para llegar hasta la mitad.
Desde ahí hay un trozo de unos 10 metros en el que se mezcla aquel cemento irregular con algunas piedras que sobresalen y que ya comienzan a molestar en el andar; debemos mirar al suelo para no tropezar pero no tiene mayor dificultad.
Cuando ya me acerco al final del espigón comienzo a ver esas piedras enormes, descomunales que se apoyan unas en otras desordenadamente pero dando una forma global a la construcción. Y caminando con cuidado entre ellas me acerco al final por la parte izquierda del faro y veo en el extremo más alejado, más cerca del mar y más lejos de la tierra una piedra que sobresale de las otras. Me acerco y me siento sobre ella.
Pero la piedra se mueve. Se tambalea. Una piedra más grande que el R5, con mi peso....se tambalea como un columpio ! .
Yo miro hacia a bajo por si me caigo mientras como mi bocadillo de atún con una lata de fanta; y mientras pienso:
Cuando pusieron estas desproporcionadas piedras aquí, estoy seguro que no encajaban unas con otras, pero ahora unas tienen la forma de las piedras vecinas. Sus puntos de contacto se acoplan, una toma la forma de la otra y la otra de la una.
A base de erosión, del paso del agua continuamente...
el agua es el tiempo y la vida?; quienes son las piedras? quién es la piedra enorme que sobresale, pero se tambalea? es mejor ser esta piedra que sobresale y que se mueve? o mejor la encajada en el resto y sólida?...
mientras miraba al suelo comenzó a llover...se me olvidó mirar hacia arriba...
MOI
"la felicitá é cosí semplice..."